El verano es mi semana favorita del año en Bélgica. El sábado pasado, 21 de julio, fue la fiesta nacional del país. Yo, a la vista de la meteó, habría sugerido prolongar las celebraciones siete días más. Hasta que el gris vuelva a incrustarse en el cielo, planeando sobre los tejados y los ánimos de los bruxellois.
Por el momento, comemos de picnic en el parque del Cinquentenaire, criamos rozaduras por pasar sin previo aviso de las botas a las sandalias, nos arremangamos con disimulo las mangas de camino a la compra y damos volteretas laterales cuando descubrimos que nos hemos quemado. Vamos, ejercemos de guiris profesionales.
Et tous les bruxellois pensent...Il fait vraiment trop beau pour travailler!