viernes, 4 de noviembre de 2011

República de Bananas

No os he presentado aún a mi gran amigo Javi Triana, corresponsal de Efe en Nairobi y buena gente, en general. Este tipo en cuestión es el dueño y señor de toda una República de Bananas. En su blog, cuenta la actualidad y la cotidianidad de la vida en Kenia. Y con el buen juicio que tiene este Don, que vale su peso en chelines. Incluso un poco más.
Ilustraciones a cargo de Pequeños Monstruos, a los que pronto os presentaré para que tengáis horripilantes pesadillas con un gato que habla con una chica un poco rara. Pero maja.

El caso es que Javi explica muchas de esas cosas que desde "aquí arriba" -entendido de la manera más amplia- apenas nos enteramos. Política africana (¿Ah, pero tienen de eso?), la realidad de los campos de refugiados somalís, qué hay más allá del titular "x muertos por x razón"... todo eso. Encima, el tío escribe bien y es crítico con la profesión. De esos que sabe y recuerda que una consulta deontológica no es donde te arreglan los dientes.

Para que os hagáis una idea, os dejo dos perlas de lo último que he leído. Mejor leedlas por este orden:
  1. La primea es sobre la explosión de un oleoducto que mató a 75 muertos hace unos días. Personalmente, me ha dado mucho que pensar.
  2. La otra está incluida en una recopilación de noticias sobre la actualidad africana llamada ·"El diputado merengue y otros asuntos (del prepucio). La noticia en cuestión se titula "Zimbague circuncidará a todos sus ministros"  y arranca con el siguiente lead: "Harare, 1 sep (EFE).- Los miembros del Gobierno de Zimbabue se mostraron divididos ante el anuncio..." Juzguen ustedes.
Pues eso. Que Kapuściński está muy bien. Como novela.

Back in the Bruxelloise Burble

He vuelto. Hace exactamente dos reuniones de ministros europeos, dos cumbres, unas declaraciones a Efe, muchas horas extra, un puente y dos días. He vuelto a la burbuja europea.Y traigo euros de chocolate para todos.

Y por cierto, he cumplido un año más.

jueves, 3 de febrero de 2011

Impresionismo

Me arremango. Se me eriza un poco la piel. Bajo los ojos. ¿Cuál de todos? Me decido por uno. Tomo el pincel entre mis dedos. Alzo la mano. La sostengo un segundo en alto. Fijo los ojos sobre el lienzo blanco. Casi bizqueo. Y entonces... entonces, la mancha.

Azul, agua y amarillo, rojo, negro. El papel se arruga. Los trazos van surgiendo. Pequeños, luego más largos. Inconexos, vacilantes, perfiladores, definitorios.

Hay una chica desnuda tumbada enfrente de mí. No estoy acostumbrada a tanta piel. Al principio impresiona; luego, gusta. Es tan... normal. Como en casa, como en la ducha.

En realidad, me preocupan más los rastros de colores que va dejando mi torpe exploración. Es la primera vez en mi vida que pinto con pincel. Ya hay pruebas de mi palpar pictórico. Churretes, vaya. Pero incluso cuando no sale, me siento feliz. Ay, qué alegría más sencilla. Ojalá tuviera un baby, como en parvulitos. ¿Alguien me presta uno?

Detalle de "Señora", inacabada. 3 de febrero de 2011, Madrid.
Témpera sobre cartón (recicla para vivir).

domingo, 9 de enero de 2011

La X

A menudo me preguntan: ¿Por qué Bruselas?

Yo también me lo he preguntando. Cuando el estrés parecía agarrarse a mis cabellos y tirar, tirar, tirar para sacar los nervios de raíz. Cuando me calaba hasta las orejas la nube gris de Bruselas por todo sombrero. Cuando el burocratismo se comía todo atisbo de espontaneidad, incluso los brotes de los geranios.

Porque a veces, Bruselas, Bélgica, Europa puede ser Sibérie. Il fait si froid dehors...


Sin embargo, hay algo en Bruselas que me queda por resolver. Es esa X, la de Bru-x-elles, la que marca el corazón de la ciudad, de su espíritu, de la encrucijada europea, la de las jóvenes vidas del viejo Continente. Bru-x-elles. Y no puedo dejar esa incognita sin despejar. O quizás es que desde pequeñita sé que debajo de una gran X (o W) siempre hay un gran tesoro.


It's a mad, mad, mad world (1963) de Stanley Kramer

Así que sí, vuelvo.

jueves, 6 de enero de 2011

Fin-s aviat

Tengo un pie en Madrid y otro en Bruselas. Uno lo he metido hoy en un charco y el otro sigue cubierto de escarcha. Pero ambos se turnan y siguen hacia delante. Uno, otro, uno, otro, uno, otro... así hasta que, al final,  llegue lejos. O cerca.

De pronto, la Gran Vía un año después. Todo sigue tan cerca de terminar como tan lejos de empezar. Un abrazo y el espacio salta por los aires en mil pedazos. Cerca. Sin embargo, ángulos en las palabras aplastadas por el tiempo. Lejos.

Entonces, Donato, aquel vecino que me robaba los calcetines en mis primeros meses en Bruselas, torció una esquina e irrumpió en la escena. Los vórtices se tocaron. Un instante, mientras los turistas se van (



) y  la arteria dejó de latir. El tráfico se congeló. El vaho quedó suspendido en el aire. No era nieve, no. Lento, pero mejor hazlo deprisa, por favor. Fins aviat, fin-s aviat.

Hasta luego, a.