La primera semana cometí un error de principiante: puse una lavadora oscura a medias con Donato, mi vecino de pared. El número de calcetines que introduje en el tambor era par; el que saqué, impar. No nos aclaramos de si el desaparecido ha sido engullido por la máquina en cuestión o si me lo ha fanado él. No me extrañaría, ya que yo, en un alarde de unilateralismo, le robé un calcetín a mi vez sin saber que tenía un tomate cual moneda de 100 duros. Pasado el regocijo maligno inicial, se lo devolví con el rabo entre las piernas y el talón pelado al comprobar que la bota me rascaba por el agujero, grrrrr. Hoy, tengo exáctamente seis pares y medio de calcetines. Mierda, et trobo a faltar. Vamos, que un día cualquiera, sin previo aviso...
¡Sólo tengo un calcetín limpio!
La semana anterior ya me vi en la misma tesitura y salí del apuro lavando un par a mano, al que luego le di bien con el secador hasta que aquello golía a chamusquina. Pero ayer tenía prisa porque en esta ciudad todo cierra a las 6 y necesitaba tiempo para recorrer las tiendas de segunda mano con calma en busca de mi disfraz.
Total, que me vi forzada a decidir a cuál de mis dos pies quiero más. No os creáis, no es moco de pavo. Al principio pensé que al derecho, por eso de que chuto a gol las latas de cocacola con la diestra. Sin embargo, me di cuenta que años de ritos y supersticiones sobre los pies izquierdos me hacían desconfiar de las consecuencias que podía conllevar tratar tan mal al susodicho. Hay que ver, tener miedo del propio pie.
Estaba enfrascada en estas profundas deliberaciones cuando me di cuenta de que me había calzado el calcetín automáticamente en el pie derecho. Más fácil así.
El pie izquierdo sobrevivió, pero juraría que me mira de soslayo desde entonces...
[No sé si ayer, antes de ayer o el otro día tomé, sin proponérmelo, la decisión más difícil a la que me he tenido que enfrentar desde que estoy aquí. Podría tener que ver con calcetines, pero no exactamente. Sólo sé que hoy, me gustaría escribir algo más que un chiste. Pero no puedo, no puede ser.
Semi-Intimidad compartida.... Poco más.]
Me recuerda a lo de... "¿A quién quieres más, a papá o a mamá?
ResponderEliminarAunque no lo digas en voz alta, tú ya lo has decidido dentro ti después de haberlo meditado o, simplemente, como pasa con el pie derecho, por pura inercia. jiji
Oye, y aparte de visitar tiendas de segunda mano... no sé, cómprateme unos calcetines! :P
:D Sencillamente estupendo
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