domingo, 8 de abril de 2012

Torrijas

Domingo de resurrección. No se puede decir que sea yo muy amiga de la Semana Santa. Llueve, hace frío y hace llorar a la gente, Vírgenes incluídas.Como tradición, me parecen mucho más userfriendly las Pascuas que se celebran en Bélgica que nuestra Santa Semana. Los padres esconden huevos de chocolate por la casa y el jardín para que los más pequeños los busquen, cestita en mano. Y la mascota del evento es un conejito. Son cursis, sí, pero algo me hace pensar que son más sanas para los niños. Por ejemplo, estos los dibujitos de colorear:
Pascua: Animalitos, dulces y sonrisas
SS: Espinas, sudor, sangre, heridas, muerte y dolor, mucho dolor
Google dixit. No importa que seas religioso o no (Bélgica es muy católica, apunte al margen para el que lo dude): hay que tener muy mala follá para traumar a un chiquillo así. Si las Pascuas cuentan la historia en versión Disney, la Semana Santa sería la película española. Es oscura, dramática y naturalista y sale un hombre semi-desnudo todo el rato, ¡por Dios! Ya veo venir el próximo largo de Vicente Aranda: "La Pasión". 

Para mí, en realidad, las películas por excelencia de Semana Santa no son Benhur o Los Diez Mandamientos. Las mejores, las que veía yo en casa de mis abuelos en Cabra cuando levantaba cuatro palmos del suelo eran las de Joselito. Y eran las mejores porque era un niño, como tú, que cantaba muy bien, como tú, y que era muy bueno...
O no tanto, pero de eso nos enteramos ya en nuestra vida adulta, gracias a Kiko Veneno. Por cierto, anoche estuve cantando esta canción a plena guitarra y pulmón, muy grande.
 
Que sí, que ahora, una vez superado el miedo a los nazarenos, también disfruto la Semana Santa. Si voy a Andalucía, las saetas cantadas desde los balcones me ponen un nudo en la garganta y lágrimas en los ojos (y dale con el llorar, oiga). Si voy a la castellana Casavieja, las voces guturales de los hombres entonando el Calvario en un español medieval  me conmocionan y me remontan a unas raíces oscuras, pero mías. Madrid es otra historia, de su Semana Santa me quedo con unas torrijas que saben a tradición popular y laicismo. Las que me saben más a mí y a mi gente.
Pan, leche, canela, azúcar, limón, aceite y huevos
No se puede ser más castizo, ni más llano. Está feo decirlo, pero me han quedo que resucitarían a un muerto (ojo al chiste). Han salido 19 y aún me queda una barra de pan, así que ya sabéis, estáis invitados.

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