Yo también me lo he preguntando. Cuando el estrés parecía agarrarse a mis cabellos y tirar, tirar, tirar para sacar los nervios de raíz. Cuando me calaba hasta las orejas la nube gris de Bruselas por todo sombrero. Cuando el burocratismo se comía todo atisbo de espontaneidad, incluso los brotes de los geranios.
Porque a veces, Bruselas, Bélgica, Europa puede ser Sibérie. Il fait si froid dehors...
Sin embargo, hay algo en Bruselas que me queda por resolver. Es esa X, la de Bru-x-elles, la que marca el corazón de la ciudad, de su espíritu, de la encrucijada europea, la de las jóvenes vidas del viejo Continente. Bru-x-elles. Y no puedo dejar esa incognita sin despejar. O quizás es que desde pequeñita sé que debajo de una gran X (o W) siempre hay un gran tesoro.
It's a mad, mad, mad world (1963) de Stanley Kramer
Así que sí, vuelvo.