Ayer acudí a una asamblea del 15m Bruselas. Surgió la idea de hacer una charla sobre la reforma laboral aprobada recientemente en España, con los ojos puestos en la huelga general del 29. Se planteó la posibilidad de invitar a expertos en la materia que explicaran qué hay realmente detrás del negro sobre blanco del BOE, como trabajadores de lobbies (como la misma CEOE), sindicalistas, eurodiputados. Unas voces se alzaron, negadas en rotundo: "la lucha está en la calle", "ya tenemos la televisión para que nos vendan la moto", "vienen a comernos la cabeza", "son unos impresentables", "son los malos", "yo con políticos, no"... Y yo me pregunto, ¿qué sentido tiene autoproclamarse demócratas si se parte de la base de la exclusión? ¿Dónde está el sentido crítico si se acallan las voces discordantes? ¿De qué maldita manera se pretende llevar a cabo la rendición de cuentas sobre los políticos si se vive de espaldas a ellos?
De camino a casa, se me vino a la cabeza una cita de Bertolt Brecht, ese dramaturgo genial a quien recuerdo descubrir con asombro en las primeras clases de Literatura Universal de Eduardo Pérez Rasilla:
"El peor analfabeto es el analfabeto político.
No oye, no habla, no participa de los acontecimientos políticos. No sabe que el costo de la vida, el precio de las alubias, del pan, de la harina, del vestido, del zapato y de los remedios, dependen de decisiones políticas.
El analfabeto político es tan burro que se enorgullece y ensancha el pecho diciendo que odia la política.
No sabe que de su ignorancia política nace la prostituta, el menor abandonado y el peor de todos los bandidos que es el político corrupto, mequetrefe y lacayo de las empresas nacionales y multinacionales".
Qué manía tienen ciertas tendencias a la izquierda de alimentar el analfabetismo político. Perdoneu, però algú ho havia de dir.
Por cierto, ayer se cumplieron dos siglos de la Constitución de Cádiz. ¡Viva la Pepa!
PD: En el apartado de agradecimientos, uno especial para Águeda. Me he vuelto a encontrar hoy con esta cita en su boca y se ha convertido en el empujón definitivo para escribir esta entrada.